(A mi profe y su brisa estimulante)
La vida nos despoja en su cruel desenlace
del sentido que
conforma el existir
y es en ese
desamparo que se hunden
nuestros pies en
los lodos imposibles
de una ciénaga,
nocturnos insectos indefensos
a la débil
luz de la intemperie
Arenas movedizas
que nos hacen endebles
efímeros mortales,
embestidos
por el incierto e implacable
destino
¿Por qué la vida
nos da vida
aún renegando de
perdérla luego?
Perdemos la
orientación del camino
y la duda nos
tatúa sus estigmas en el alma
Las lágrimas se
agotan, enrojeciendo
en el rostro los
surcos del sufrimiento
oxidando esta
cadena irrompible
¿Que queda de la
sustancia, del aroma
de la mortal
esencia?
Estériles mis
manos intentan borrar las marcas
y el pensamiento
se enturbia ante el inevitable
desenlace certero
Prende el aceite
de los segundos vividos
luciérnagas de
esperanza ante presentes malditos
Y grito..¡¡¡
guerra !!
No quiero suturar
mis labios, ensordecer mis latidos
No quiero ser
incapaz de afrontar este designio
No quiero
sucumbir..¡¡Santa Compaña en el camino¡¡
Apresare mi
tiempo, me fundiré con el viento
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