domingo, 2 de diciembre de 2012

Café para dos


Suena una melodía en radio mañana
Las hojas marchitas mueren en el viento
los arboles desarropan su entraña
La energía aviva otro día en su perenne movimiento
yo con parsimonia, despliego una pestaña

Este insignificante gesto, que apenas existe
en la magnitud física del tiempo
desune la utopía, que en mi resiste
trasladándome en un trompo
al suceso ineludible, que me embiste 

El cielo se desmorona y llora mares
contra el cristal de la ventana
mientras me desperezo, latiendo a pares
necia, abnegada y dúctil samaritana
aferrada al sobrevenir de sus pesares 

Preparo un café para dos
aunque solo soy una, en femenino singular
y percibo en los caldos recolados
otros despertares deambular
que la memoria, tenaz, retiene custodiados 

Un instante embriaga la mente
que languidece en un sopor perezoso
y fluyo en la cálida corriente
tripulante del espejismo engañoso
de un piélago insondable y envolvente

Pero el rugir del móvil me sorprende
rescatándome del onírico destello
Escucho tu voz, profunda, que se hiende
en mi ser, como un autentico resuello
y despabilo al fin con tu aliento, que me enciende            


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