jueves, 22 de noviembre de 2012


Volar...volar...volar
hacia la luz
hacia el calor
arrullada  por el viento
Empaparme con la lluvia
en pleno vuelo
sintiendo los aromas de la tierra
como aliento
Observar desde lo alto
el mundo y sus miserias
Planear sobre el mar
lamiendo espuma
de las crestas de sus olas
Elevarme por encima
de la envidia, el rencor, el egoísmo
Volar...volar ...volar
Hacia el sol doliente
que muere desangrado
en el poniente
calentando la piel
trémula, tenue, indecente
Volar...volar...volar
sin miedo, con audacia
siendo de la brisa polizonte
suspirando.. olvidando

1 comentario:

  1. Ay, tú vuelas y yo me transformo en árbol de otoño, parada efímera de aves de paso en su viaje al sol, y te siento paloma torcaz posada en uno de mis ramascos. Tus alas me rozan suavemente y mis raíces apresan tu contacto guardándolo en la tierra, cuna de mi corazón, para alimentarse de tu fuerza y de tu vuelo hacia la luz.
    Ave y árbol, destinos de amantes eternos. Tú, dulce paloma de corazón caliente, me regalas el aroma de tus alas libres y su aleteo alegre. Tú surcas el aire, yo estoy prendido a la tierra, y estaré siempre aquí, esperando la dicha de verte llegar con las alas abiertas, anhelando sentir cómo te posas en mí, aunque sólo sea un instante, mientras repones fuerzas para subir al cielo…
    Y en las noches estrelladas, de lunas o cubiertas me arroparé con el recuerdo de tu aliento…

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