miércoles, 10 de julio de 2019

La Fusta

Quejosas de postrarse las rodillas
Entornando los ojos, enmarcando
una leve mueca contraída
Su mirada sigilosa, a hurtadillas
acelera el corazon, latiendo
en la espera, su anhelada fantasía

Falta el aire en sus costillas
que tensan un suspiro retenido
resguardando y cercando pasiones

Cadenas, poniendo zancadillas
luces y sombras de amor escondido

que esperan del amo, instrucciones


Expuesta la piel se estremece
ante el frio rozar de la fusta
recorriendo su piel sin pudor
Excitada, sus pezones endurece
rozando la flor donde libar gusta
Silva al aire, blandiendo su ardor

Dejando una huella en sus nalgas
placer y dolor que pincela
de rojo latir su gemido lascivo
Se desliza una mano en sus bragas
recorriendo el tesoro que cela
con su instinto mas primitivo


El se acerca incitante, altivo
y su vientre se desboca al placer

de sentir en su cuerpo, embistiendo
el trotar de un ardor posesivo
Un gemido hasta desfallecer
entregada, vencida, gozando

Arqueado su cuerpo, extasiado
en un climax, de fervor singular
Tatuadas a fuego aún, las señales
en su cuero, de tacto asedado
Y en sus pupilas de largo divagar
brotan chispas con destellos celestiales

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