Brilla el verde en gotas
que la lluvia esparce
por las heladas alboradas
del bosque sombrío
Tiemblan los pétalos, frágiles
y pigmentados, al más leve suspiro
que la brisa divulga
entre las hojas protectoras
Se exhiben las nubes
en el azul inmenso
donde el vaivén del viento
susurra ecos lejanos
Se estremece la piel al sutil tacto
con que los dedos callejean
conquistando nuevos paraísos de placer
Elongan los viscosos caracoles
sus lúbricos tentáculos
al húmedo universo de musgos
que pueblan los áridos peñascos
Entre las sabanas calientes
se derrochan los zagueros besos
que apuran la lujuria de la noche
Una bruma ligera cubre el desadormecer
de la mañana, con alientos blancos
Rugen los motores que rompen la quietud
Huele a café recién hecho y pan quemado
Un ladrido, un llanto de bebé, una persiana
una radio que loquea, las primeras noticias
de la mañana...
y un tímido rayo de sol que se cuela
por los agujeros de la persiana
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