Antón
En su pequeña libreta
pintaba frases a las que
solamente él ponía sentido
En su deambular sin rumbo
saboreaba las brisas
a las que solamente él
ponía nombre
De mujer, de ave
de colores imprecisos
y paisajes idealizados
En su gesto se despistaba un guiño
indefinido, casi indiferente
que esclarecía un mundo
ajeno, peculiar como él mismo
En sus manos se estrujaba
una vida, de dolor aplacado
de rebeldía contenida
de pájaro enjaulado
en un traje incomodo
confeccionado a desmedida
Su café, humeaba en la taza
durante largos minutos
Mientras aspiraba en un pulso largo
un cigarro sin boquilla
que dejaba sus dedos amarillos
Chispeaba en sus ojos
una emoción ingenua
franca, desorientada
que aturdía a los cuerdos
e inquietaba a los engreídos
Le seguían perros y gatos
conocedores del aliado
para los que siempre había una caricia
o un terrón de azúcar
Se alargaba en las sonrisas
se descuidaba en la farfulla
huía del discurso inútil
Y alargaba la mano
tanteando el calor de lo conocido
de lo querido
para no perderse en un abismo
sin retorno
Precioso poema,nunca estamos solos, nos acompaña siempre sentimientos y vivencias.
ResponderEliminarAmor solitario
que yace en las sombras
del olvido
cuánto te he amado
cuánto ha dolido
hasta dejar los ojos secos de llanto
hasta dejar vacíos los recuerdos
hasta marchitar el dolor
hasta morir al costado del camino
y se quiebra de espanto
en cada punzada del recuerdo
y grita en silencio
el nombre que ya no tiene sentido
el nombre que ya no significa nada
el nombre del que se ha ido
amor solitario
amor herido
amor no compartido
Baixo un castanho
Tienes un talento inusual. Lo he disfrutado mucho, tanbién la canción.
ResponderEliminarLa soledad es un mito, dicen por ahí, pero qué mito tan poderoo!
Un abrazo desde Købenvan en una mañana de dominmgo,
Ian.